Bodega con profundas raíces (La Casa Grande tiene documentadas fincas dedicadas a viñedos en 1790), cautelosamente modernizada, lo justo para que, sin perder la identidad, el albariño llegue a nuestros paladares con todas sus virtudes. En esta finca y bodega prima la cultura popular, atesorada por tres generaciones que actualmente representa Gerardo Méndez Lázaro, un vitivinicultor de este tiempo, respetuoso con el legado recibido, comprometido con los parámetros de calidad que exige el degustador de hoy. A día de hoy continúan esta labor sus hijos Encarna y Manuel Méndez con la misma filosofía de trabajo y estudios en profundidad sobre cómo afecta el terruño a nuestra variedad reina.
La finca familiar mira en la lejanía al mar de Arousa y aún a la boca de la ría de Pontevedra. En pleno corazón del Salnés, al pie de A Armenteira y su cenobio, la casa solariega acoge vivienda y bodega.